Por Diego Arroyo y María Cadenillas
Desde los tres años, Hugo Ruíz Calle recorrió su natal Chulucanas deslizándose en una bicicleta que sus padres, Katy Zeta y Ernesto Ruiz, construyeron con sus propias manos. Desde ese momento, aquel instrumento metálico de dos ruedas se convertiría en su fiel acompañante y lo llevaría hasta los Juegos Panamericanos 2023 en Santiago (Chile).
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El deportista chulucanense lleva más de 20 años “prendido” de la bicicleta, pues lo que inició como un juego de una madre apegada al deporte tomó las riendas de lo literal y se convirtió en una pasión que acompañó a Hugo en todas las etapas de su vida.
«Cuando Hugo se montaba a su primera bicicleta, me acuerdo que se caía y se iba por todos lados, y lo que hicimos fue amarrarle sus piececitos a los pedales con una pita para que no saque los pies y aprenda a pedalear», narra Katty mientras acaricia una foto desteñida de Hugo y su padre sosteniendo un juego de piezas de bicicleta que ganó en un torneo de ciclismo.
La pasión por el ciclismo corre por las venas de esta familia que ha encumbrado a Chulucanas con sus triunfos. Desde antes que la joven promesa naciera, sus progenitores se ganaron un nombre en la Capital del Mango y del Limón, pues desempeñaron un increíble desenvolvimiento en innumerables carreras de ciclismo a nivel local y regional como también integraron las filas de los equipos deportivos de la ciudad.
«Su primera competencia fue cuando tenía cuatro añitos, ganó y le dieron un diploma», recuerda orgullosa la madre del ahora campeón nacional de la categoría “Ómnium”, que, además, se hizo de tres récords nacionales en la categoría 1, 4 y 4×4 kilómetros.
Este importante logro representa para el Perú un histórico triunfo porque es la primera vez que un connacional consigue una presea dorada en una competencia de ciclismo de pista. En este momento culmen de su carrera deportiva, Hugo ha hinchado de orgullo los corazones de sus compatriotas y, especialmente, de su familia, quienes conocen a detalle todo el sacrificio y retos que están detrás de los logros de Hugo.
La mamá de Hugo cuenta que no es fácil prosperar en el ciclismo si la familia del deportista no cuenta con los recursos económicos suficientes para afrontar, en primer lugar, el costo de la bicicleta especial para correr en campeonatos, ya que estas, dado su material, superan los S/ 1,000. De igual forma, señala que un gran reto para el desarrollo de Hugo en este deporte fue el costo de los pasajes y su mantenimiento en días de competencias fuera de Chulucanas, más aún si son internacionales.
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Cuando la visión casi se apaga
El exitoso ciclista que hoy conocemos, en un momento de su vida estuvo a punto de perderlo todo. Su madre narra que Hugo casi pierde la visión, ya que en el año 2015, cuando tenía 14 años, padeció de una enfermedad en las córneas que amenazaba con cerrarlas para siempre y, con ello, hacer añicos el sueño que hoy vive y le da felicidad a todo un país. Si las córneas de Hugo se hubiesen despedido de la luz, seguir con el ciclismo habría sido una odisea.
Al ser consciente de que esta condición peligrosa y hereditaria le costaría a su hijo lo que más ama, su madre organizó una “radiotón”, es decir, una colecta solidaria que reunió a los chulucanenses.
«Nos unimos en la Plaza de Armas, salimos por la calle con carritos. Los chulucanenses nos unimos». Después de esa actividad, Katy aseguró que sintió la solidaridad de todos y que sin la comunidad unida el destino de Hugo sería otro.
Hoy en día, las vistas de Hugo se han recuperado en su totalidad, pero todavía necesita mantener un control para impedir que se vuelvan a cerrar sus córneas, y que el sueño no se extinga.