Por: Roberto Talledo
En aquellos años, inicio de los setenta, el fútbol en Piura era una fiesta, las tribunas del coloso de Miraflores reventaban de aficionados. Bajo cielo despejado y lacerante sol de las tres, el estadio Miguel Grau era un mar de viseras blancas, y sus graderías vibraban con el sonido de las matracas, los silbatos y las bocinas, todos gritando al unísono el lema de ¡Grau Campeón!.
PUEDES LEER ? Estos son los convocados para las Eliminatorias Sudamericanas contra Paraguay y Brasil
En mi barrio de Castilla había un vecino que trabajaba en la Liga Deportiva de Piura. Su hijo era mi amigo y a través de él logré el codiciado puesto de recogebolas del fútbol profesional. A principio de los años setenta tuve la oportunidad de conocer de cerca a los grandes ídolos del fútbol peruano que llegaban a Piura: El ‘Nene’ Cubillas, el granítico Chumpitaz, el ‘Tanque’ Baylón, el cholo Sotil, el ‘Jet’ Gallardo, ‘Perico’ León, el ‘Cabezón’ Mifflin, ‘Cachito’ Ramírez, el niño terrible Roberto Challe, todos ellos mundialistas.
También vi jugar a Prospero Merino, el mago de los goles olímpicos, lo mismo que al gran ‘Meleque’ Suarez, al goleador Alberto Fossa, a jefe Mendoza, maestro de los tiros libres y las espectaculares atajadas del arquero Rodolfo Bazán.
Mientras se jugaba el partido, desde mi posición privilegiada de recogebolas, observaba y escuchaba detalles que difícilmente se aprecian desde las tribunas: los gritos del entrenador, los insultos entre adversarios, las exclamaciones de dolor provocados por un codazo, una zancadilla o patada en la canilla.
El olor del salicilato de metilo que despedía las manos del ‘Zambo’ Evaristo, sempiterno masajista del Atlético Grau y quien aparecía, con su enorme corpulencia, en todas las fotos del equipo profesional.
PUEDES LEER ? Atlético Grau jugará contra Universitario por la fecha 11 del Torneo Clausura 2023
Fue en aquellos días, inicios del setenta, que apareció en Piura Juan Seminario Rodríguez. Llegaba desde España para jugar y entrenar a la vez al Atlético Grau. Más que un futbolista, parecía un gladiador. De mentón pronunciado, impecable musculatura, de mirada vivaz y profunda, parecía sacado del Coliseo Romano. Su gua piurano ahora tenía un marcado acento catalán. En realidad, en aquel entonces, desconocía la brillante trayectoria de este extraordinario futbolista.
Sin embargo, con el transcurrir de los años, en base a testimonios y recuerdos, fui reconstruyendo la imagen de este deportista de estatura mundial. Mi amigo Rafael ‘Ojón’ Iparraguirre recuerda que de niño asistía a la plazuela Montero de Castilla. Allí, sobre la blanca pared de la casa del doctor Navarro, se proyectaban, en diferido, las imágenes de los partidos jugados en el torneo Sudamericano del año 59 en Argentina. Estas proyecciones se hacían bajo los auspicios de Bayer y su famoso lema: mejor, mejora, Mejoral.
Fue la mejor selección peruana que he visto en mi vida y la primera vez que vi jugar al ‘Loco’ Seminario, me dijo. Todos vibramos con los dos golazos que le hizo a la selección del Brasil de Pelé. Íbamos perdiendo dos por cero ante el Campeón Mundial y apareció como un vendaval el ‘Loco’ y en tres minutos, de dos potentes zurdazos, le empatamos a los campeones. Junto a él jugaron Miguelito Loayza, ‘Huaqui’ Gómez Sánchez y Juan Joya. Los cuatro formaron la delantera más letal que tuvimos. Fue una noche gloriosa la del 10 de marzo de 1959 para el fútbol peruano y la consagración para siempre de Juan Seminario, como uno de los grandes. La selección peruana recobraba el prestigio que otrora le dieran Alejandro ‘Manguera’ Villanueva, Juan Valdivieso, Jorge Alcalde y el gran Teodoro ‘Lolo’ Fernández.
PUEDES LEER ? ¿Quiénes son los clasificados a la Etapa Nacional de la Copa Perú 2023 y cómo se jugará?
Dos meses después, el 17 de mayo de 1959 recibimos la visita de la Selección Inglesa de Bobby Charlton. Fue una tarde mágica e inolvidable a estadio lleno. Más de cincuenta mil aficionados presenciaron la odisea en el Nacional. Esta vez el ‘Loco’ Seminario demostraría todo su potencial artillero y talento goleador marcando tres de los cuatro goles que le hicimos a los ingleses. Hoy, la foto de Juan Seminario se exhibe en las galerías de la Federación Inglesa de Fútbol junto a la del holandés Marco Van Basten, como testimonio de ser los únicos jugadores en hacerle un “hat-trick” a los inventores del fútbol.
Este triunfo le abriría las puertas de las grandes ligas europeas, pero le cerrarían las de la selección peruana. Nunca más fue convocado por la directiva capitalina.
Juan Seminario inició su carrera futbolística europea jugando en el Sporting de Lisboa donde fue ídolo y brilló como una estrella. La afición portuguesa lo bautizó como “O expresso de Lima”. Pero fue en el Real Zaragoza donde deslumbró, convirtiéndose en goleador de la Liga española en la temporada 61-62, marcando 25 goles en treinta partidos, todo un récord. Esto lo haría merecedor del Trofeo Pichichi, otorgado a los máximos goleadores de la temporada y la única vez a un peruano. Luego pasó a engrosar las filas del FC Barcelona donde, junto al paraguayo Cayetano Ré, anotarían 40 goles en cincuenta y nueve partidos, ganando la Copa de Ferias, hoy llamada Copa de la UEFA.
PUEDES LEER ? ¿Aprobaron Bono Madres de 1200 soles para consultar con DNI? Esta es la verdad
El fichaje más alto que se pagó por un jugador sudamericano en 1963 fue el de Juan Seminario. La Fiorentina se lo llevó a Italia donde fue el máximo goleador y el mejor jugador de la Copa Italia.
Juan Seminario no solo es una leyenda del balompié mundial, es grande como ser humano. A sus 87 años el Tenis lo mantiene en forma y a pesar de la gloria y la fama que lleva a cuestas, el ‘Loco’ Seminario conserva aún esa sencillez y generosidad, propia de los buenos piuranos.