Nuevamente, el fútbol es la cortina de humo favorita para que los congresistas más populistas hagan de las suyas. La Comisión de Economía del Congreso aprobó anoche, mientras medio Perú vitoreaba a la selección bicolor, el retiro de hasta 17.200 soles de las AFP.
Aunque se optó por la opción más “prudente” -la segunda era el retiro de todos los aportes-, da qué pensar la manera de actuar del Congreso, siempre de espaldas, siempre en las sombras, aprovechando el ruido. ¿No es posible debatir a plena luz del día? ¿No es este el método de los rufianes? Y a propósito de métodos cuasi criminales, está pendiente saber si realmente la congresista Cecilia García filtró los números telefónicos de los miembros de la comisión para que sean extorsionados, amedrentados y hasta amenazados de muerte, como han hecho público algunos periodistas, si es que no aprobaban las propuestas más radicales. ¿Qué está ocurriendo en el Congreso?
Ocurre que hemos pasado -degenerado, en verdad- de la democracia a la oclocracia, al Gobierno de las muchedumbres guiadas solo por el apetito ciego de tres o cuatro parlamentarios que parecen disputarse el trofeo al más incendiario. Definitivamente, no es democracia, pues esta es consenso, es debate, diálogo y búsqueda de soluciones racionales. Cuando las pasiones se apoderan de las entidades públicas, lo que tenemos es tiranía, la imposición de masas ideologizadas en vez del discurso persuasivo de colectivos razonantes. ¿Acaso no se previó que este Congreso de un año solo iba a servir de trampolín político para algunas figuras, en vez de ser un agente facilitador de la transición al Gobierno del Bicentenario? El Congreso está dominado por oclócratas, por irresponsables en todo el sentido de la palabra.
Y, nuevamente, el fútbol es el distractor. Pensar en una sociedad civil preocupada por los asuntos importantes y trascendentales de la patria, capaz de poner un freno a las pasiones pasajeras, es construir castillos en el aire. Pero en este país es obvio el uso de los feriados, de las festividades, de los fervores, para perpetrar auténticos asaltos a las instituciones. ¿Saben cuándo seremos una verdadera república? Cuando la sostenibilidad de las instituciones nos preocupen más que un balón.