La llegada de las vacunas a Piura dependerá, una vez más, de las gestiones que nuestras autoridades hagan para tenerlas en el más breve plazo posible. Esta cadena de responsabilidades compromete tanto al Ministerio de Salud (Minsa) como a los representantes piuranos, que a esta hora ya deberían estar luchando por asegurar las dosis necesarias para empezar a combatir al virus en la región.
A la fecha, de acuerdo con las cifras de la Sala Situacional del Minsa, Piura tiene 74.116 casos confirmados de COVID-19, y más de 2.660 fallecidos. La situación sigue siendo crítica, aunque la letalidad haya disminuido. No podemos bajar la guardia. Países con mejor infraestructura médica y con un nivel de conciencia ciudadano más desarrollado se preparan ya no para la segunda, sino para la tercera ola de coronavirus. ¿Qué hacemos en nuestro país y, concretamente, en Piura? El exministro de Salud, Luis Solari, ha dicho que hubo más preocupación por repartir bonos que por potenciar los centros de salud, y tiene razón: si miramos al panorama de la salud pública, ha habido mucha desorganización y recién, bajo la batuta de Pilar Mazzetti, parece haber una política continuada para afrontar esta enfermedad mundial.
Sin embargo, ya no es tiempo de llorar sobre la leche derramada; es tiempo de hacer gestiones eficaces para que Piura no termine en la cola de las regiones que esperan las ansiadas vacunas. Es tiempo también de desarrollar proyectos hospitalarios que permitan reducir la brecha entre la demanda de servicios médicos y la oferta actual. Si volvemos la mirada hacia el panorama internacional, aún no enfrentamos lo peor, aún no pasamos por el rebrote, pues apenas estamos saliendo de la primera ola.
Como parte de nuestras preocupaciones, debemos llamar la atención del Comando COVID regional, en el supuesto de que aún exista: se especula que, a pesar de que no podemos cantar victoria -estamos muy lejos de ello-, se pretende cerrar las villas y modificar ciertos protocolos para reducir las atenciones en la Videnita. De ser cierto, ¿podemos darnos el lujo de prescindir de ciertos servicios cuando la situación no está ni cerca de ser normal? Esperamos que las autoridades tomen en cuenta la realidad presente y tomen decisiones acertadas.