Al despedir por Twitter al recién nombrado ministro del Interior, Mariano Gonzales, tras enterarse que éste conformó un equipo especial para ubicar y capturar a tres personajes involucrados con la corrupción, como Fray Vásquez, Bruno Pachecho y Juan Silva, el presidente Castillo ha demostrado que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de seguir blindándose y blindando a su entorno corrupto.
Literalmente, hará cualquier cosa, como infiltrar gente en el Ministerio del Interior para que lo alerte sobre operativos contra sus familiares y amigos fugitivos. Precisamente, el martes, horas antes de publicar su tuit de despido, Castillo habría insistido en que Gonzales nombre como viceministro de orden interno a su amigo Beder Camacho, aunque no tiene ninguna experiencia en el sector.
Extrañamente, ayer cuando el exministro seguía dando entrevistas y reiterando que el presidente está comprometido con la corrupción y que obstruye la justica, la Policía advertía del sobrevuelo de un dron en la casa de la fiscal de la Nación, máxima autoridad del equipo de fiscales que investiga a Castillo y su banda. Horas después, a través de su abogado, el profesor amenazaba con denunciar al exministro por difamación y el nuevo ministro del Interior descaradamente dejaba sin efecto las designaciones de cuatro coroneles. Estos oficiales habían sido pedidos por la Fiscalía para apoyar la investigación contra la corrupción en el Gobierno. Una prueba más en su contra.
Ya no sorprende que el “presidente del pueblo” ponga y saque ministros solo 15 días después de nombrarlos, pero sí que ahora el mandatario ya ni siquiera se esfuerce por solucionar los problemas graves del país, o al menos lo intente. El Perú es gobernado por un investigado que es presa de ataques de pánico y cuyo gran objetivo es hacer uso de la banda presidencial y su investidura para entorpecer todo aquello que lo haga sentirse cerca de la cárcel a él o a su entorno.
Luego de las gravísimas acusaciones del exministro Gonzales, quien asegura que -después de haber entrado al Gobierno, cual caballo de Troya- no descansará hasta que Castillo se vaya, la pelota vuelve a la cancha de la Fiscalía que, dicho sea de paso, ayer ya citó a declarar al despedido ministro. ¿Aceptará Castillo que lo que le conviene es negociar los términos de su transición?
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