En tiempos de grandes decepciones de la población hacia los políticos, cobra enorme importancia la calidad del voto ciudadano para romper con el círculo vicioso de la corrupción e ineficiencia en la administración pública.
Si bien el ruidoso clima generado por los escándalos de corrupción en los más altos niveles del Gobierno no es el más adecuado para la reflexión ciudadana, no es justificación para volver a fallar el próximo 2 de octubre.
Ni los discursos populistas del presidente Castillo ni la cerrada defensa de sus ministros escuderos deben distraer a los piuranos de su responsabilidad de cambiar el rumbo de sus distritos, provincias y región, evaluando con detenimiento y sentido crítico las mejores opciones. Es indispensable informarse y evaluar en base a planes de gobierno, perfil de los candidatos y sus equipos, quiénes pueden ser realmente una opción de cambio, para gestionar mejor los recurso de todos los piuranos.
No debemos perder de vista que, luego de más de dos años de retroceso por la pandemia, con obras paralizadas o presupuestos sin gastar por la ineficiencia de los funcionarios, Piura urge de verdaderos líderes que vuelvan a enrumbar la región.
La buena noticia es que a pesar del entorno internacional adverso y el petardeo del Gobierno contra la inversión privada y la generación de empleo, el crecimiento económico en Piura mejoró. Según la Sociedad de Comercio Exterior y Turismo (Comex), el Producto Bruto Interno piurano pasó de 9.4% en el 2020 al 11.6% en el 2021, lo que significa que ha recuperado el nivel prepandemia. Esta tasa ha sido impulsada por el comercio y la agroexportación.
Los beneficios de este crecimiento, sin embargo, no llegan al ciudadano, las mejoras no se trasladan a la población, aún castigada con servicios deficientes. Es más, uno de cada dos piuranos no accede a servicios básicos.
Mientras el sector privado, las mypes, la pequeña y gran agricultura empujan el carro del crecimiento, el Estado en lugar de cumplir su rol articulador y halar el tren de la economía mediante la inversión pública, la obstaculiza. Piura tiene actualmente 138 obras paralizadas. Los electores no pueden olvidarlo esto al ir a votar.
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