La festividad de la Virgen de Las Mercedes que coincidió con la cremación del genocida Abimael Guzmán, fue la ocasión propicia para que el arzobispo de Piura eleve una oración a nombre de los piuranos y millones de peruanos que esperan ver cuanto antes un clima de mayor estabilidad política y económica y no el actual, de permanente confrontación, generado por algunos desde el partido de gobierno o desde el propio Estado, con mezquinos intereses ideológicos.

Es inconcebible y solo digno de rechazo que el justo derecho de los ciudadanos a tener un ambiente de paz sea constantemente interrumpido por algunos personajes interesados en avivar una absurda ideología de lucha de clases, sin duda una burla para todos los peruanos, especialmente para los familiares de las más de 70 mil víctimas mortales de la insania terrorista promovida por quien ayer fue cremado.

En ese sentido, el líder eclesiástico hace bien en levantar la voz en defensa de las Fuerzas Armadas y la Policía a quienes el país les debe la permanente lucha por la defensa de la Patria y el orden interno.

Por eso no se entiende por qué en el proyecto del Presupuesto Nacional de la República para el próximo año, el actual Gobierno pretende reducir prácticamente en un 50% el financiamiento de las operaciones militares y policiales contra el terrorismo asociado estrechamente con el narcotráfico.

Tal como señala la autoridad eclesial, el riesgo de no dar un apoyo decidido a las operaciones antisubversivas es que el Estado finalmente no pueda derrotar a los remanentes de Sendero Luminoso, aumentaría la producción de cocaína y los sediciosos podrían desarrollar impunemente su agenda de terror y muerte en el VRAEM.

Los piuranos no olvidamos los asesinatos de 17 policías en Hualapampa, del expresidente regional Ricardo Ramos Plata en la UNP, y los innumerables atentados en locales públicos, como para permanecer indiferentes no solo ante cualquier intento de debilitar el loable trabajo de las FF. AA. y la Policía en su lucha contra los delincuentes narcoterroristas en el VRAEM; sino ante el riesgo de que el neosenderismo con fachadas como Movadef o Conare capturen los poderes del Estado.