Al cierre de esta edición, y como ya se ha hecho una costumbre, ayer los peruanos observábamos -nos tragábamos más bien- los desgastados discursos de los representantes de la extrema derecha e izquierda radical para maquillar su decisión de atornillarse en sus curules.
El improductivo debate solo fue una demostración más del callejón sin salida en que ha quedado el país, debido a la intransigencia de ambos lados, la extrema derecha pensando en sus reformas, como la reelección congresal y la bicameralidad, en terminar de matar a la Sunedu, en cómo aprobar una reelección solapada; mientras la extrema izquierda está pensando en su asamblea constituyente, en retomar el poder ensuciando la protesta legítima, propiciando el enfrentamiento entre provincianos y limeños, entre ricos y pobres, todo a punta de bloqueos, toma de aeropuertos, chantaje y destrucción de la propiedad pública.
Dado que ningún extremo pone su cuota para llegar a entendimiento y acuerdos, los debates solo son un inútil diálogo de sordos, donde brilla por su ausencia no solo el adelanto de elecciones sino las reformas necesarias para lograr un crecimiento inclusivo o elevar la calidad de los candidatos para salvar las próximas elecciones.
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Unos pretenden valerse de las encuestas o los pronunciamientos de algunas ONG para demostrar “solidez” en sus posturas poco reflexivas y simplistas; mientras otros hacen cualquier promesa que agrade a la población con tal de defender tal o cual postura.
El resultado de este ambiente conflictivo ya lo conocemos, insultos y adjetivos de grueso calibre, hace un tiempo vimos empujones y puñetazos, se olvidan que la escencia del Parlamento es parlar, debatir ideas y dar soluciones a los urgentes problemas del país, no agravarlos. Así no podemos seguir.
No pueden pretender imponer soluciones simplistas o radicales que nunca han funcionado ni aquí ni en cualquier parte del mundo. Quienes atacan al libre mercado, como los que atacan al Estado deben saber que los países económica y socialmente exitosos combinan a ambos. Más que definir quién impone sus ideas, lo urgente es lograr que las instituciones, empezando por el Congreso, funcionen, y dejen de ser un desperdicio del dinero de los peruanos.
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