Como si los ciudadanos no tuvieran suficiente con el alto costo de vida, el acoso de la delincuencia y la extorsión, la amenaza de nuevas infecciones propios del calor y la proximidad de El Niño, a los “iluminados” funcionarios municipales se les ha ocurrido la brillante idea de aterrorizar a la población dejando “papelitos” debajo de las puertas de sus casas, con sendas advertencias si no pagan sus tributos.
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Aprovechando el incesante ruido político por los escándalos de corrupción proveniente de diversas entidades del Estado, los “creativos” cobradores de impuestos prediales y arbitrios municipales se imaginan que con cartitas de exhortación-amenaza, es decir de “requerimiento de cobranza pre coactiva”, recaudarán más.
No decimos que no sea legítimo el cobro de impuestos, todo lo contrario debe impulsarse la cultura tributaria, pero no recurriendo a la táctica del miedo y hasta cierto punto prepotencia, más aún cuando cientos de los “amenazados” son contribuyentes que pagan sus tributos, año a año.
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Es más, muchos de los que en estos días son objetos de este tipo de bravuconadas municipales nos cuentan que cada vez que abonan en las oficinas de rentas en Castilla, Piura o Veintiséis de Octubre, nunca o casi nunca son objeto de algún estímulo por su puntualidad, expresando su malestar debido a que, por el contrario, quienes arrastran deudas desde hace varios años son “premiados” con beneficios para regularizar y hasta beneficiarse con la condonación de parte de sus deudas.
Esto no es otra cosa que premiar al infractor que evade su responsabilidad al no pagar y a la vez desalentar a quienes sí lo hacen.
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Más eficaz que “exhortar” a la población al pago de impuesto, vía la intimidación o amenaza, es demostrar que la autoridad municipal se preocupa realmente por los problemas del ciudadano y que hace suyas sus preocupaciones. Un simple parche en lugar de huecos en las pistas; recojo de los cerros de basura; recuperar las áreas verdes, mejorar la alicaída seguridad y que el Serenazgo conteste las llamadas y tenga un trato amable y humano con las familias cada vez que piden apoyo; o que el alcalde demuestre liderazgo en el reclamo social ante el Gobierno Central, serían más rentables que las amenazas.