Mensajes como el de los integrantes del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), quienes ayer se retiraron de la ceremonia por el 30 aniversario de la captura del cabecilla terrorista Abimael Guzmán, en protesta por la presencia del presidente de la República, Pedro Castillo, deberían llevarlo a reflexionar seriamente sobre la gravedad de sus constantes demostraciones de abuso de poder que lo llevan a pretender servirse de la Policía para sus intereses particulares.
No se puede mancillar la dignidad de las instituciones del Estado, como lo viene haciendo este Gobierno que ya ha cambiado a cinco comandantes generales de la Policía en uno año, y luego dar discursos como si nada, teniendo el descaro de pretender usar políticamente los logros de una institución que devolvió la paz al país, para mejorar su imagen manchada por seis investigaciones fiscales.
El exministro del Interior y exintegrante del GEIN, general ( r) Carlos Morán, fue claro al expresar por qué no querían que el señor Castillo asista a la ceremonia. Él (Castillo) y su premier “han demostrado que odian a la Policía Nacional”, dijo. De otro modo no se puede entender que solo en su primer año de gestión, haya descabezado tantas veces a la institución policial.
Presionar a la Diviat y a la Dirección de Inteligencia para sabotear el trabajo del coronel Harvey Colchado, jefe del Grupo Especial que lo investiga; o para obstruir la búsqueda de los prófugos como el exministro Juan Silva; o avalar un cuestionado indulto a Antauro Humala, a pesar de ser un sentenciado por asesinar policías durante el “Andahuaylazo”; son solo algunos de los tantos agravios a la Policía, los que sin duda generan gran decepción y falta de motivación por parte de quienes son los encargados de proteger a los peruanos ante la creciente inseguridad.
El triunfo del congresista de Avanza País, general (r) José Williams, elegido ayer con 67 votos a favor como nuevo presidente del Congreso, es también un mensaje claro de algunos grupos parlamentarios al señor Castillo: no siempre va a poder hacer del Estado su chacra, más temprano que tarde tendrá que rendir cuentas al país y someterse a las reglas democráticas. Su amigo el cerronista Guido Bellido fue derrotado en primera vuelta y el congresista, Luis Aragón, perteneciente a Acción Popular, e lpartido de sus amigos “Los Niños”, fue ampliamente vencido.
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