Es un hecho innegable que la lucha contra la inseguridad ciudadana en Piura, más que en otras regiones, ha retrocedido a niveles alarmantes lo que implica una mayor exposición de los ciudadanos a la delincuencia, multiplicada no solo por la crisis económica y social sino también por la presencia de delincuentes extranjeros.

El reciente asalto al ómnibus de la orquesta piurana Agua Marina por parte de doce delincuentes provistos de armas de largo alcance, los abominables crímenes de una escolar en Sullana y de un alumno de la Escuela de la Policía en la avenida César Vallejo son solo síntomas de una ola delictiva que amenaza con instaurar la ley de la selva, estos delitos se suman a una larguísima lista de atracos, extorsiones, sicariato y más de medio centenar de crímenes, frente a los cuales las autoridades competentes se han enfrascado en un diálogo de sordos.

Ante las lágrimas e impotencia de madres y padres de familia que están perdiendo a sus hijos a manos de criminales dispuestos a dispararles por un celular o simplemente por resistirse a sus delitos, la reacción de las autoridades sigue siendo pasiva y tibia. Piura se desangra en las narices de sus autoridades locales, regionales y nacionales como el viceministro de Seguridad Pública, Miguel Palomino, que la semana pasada estuvo de visita en Piura, y no son capaces de actuar con el sentido de urgencia que la situación amerita.

Mientras las bandas se multiplican, incrementan su peligrosidad y hasta venden sus bienes robados ofertándolsos por Whatsapp y redes sociales, en el lado de la ley la Policía retrocede. Se le desmoraliza cambiando a sus comandos cada tres meses, no se le incrementa el presupuesto, no se le da patrulleros, ni motos, ni se le dota de tecnología. Más indignante aún, mientras La Libertad tiene 12 mil policías para combatir el delito, en Piura, la segunda región más poblada del país, la cantidad de agentes se sigue reduciendo. Ha bajado de más de 5 mil a 4 mil 900 efectivos. Así, es imposible incrementar el patrullaje.

¿Cómo revertir este debilitamiento de la Policía? ¿No es de ello de lo que deberían estar debatiendo con urgencia el ministro del Interior, el presidente, el gobernador y congresistas por Piura? Deberían. Claro, más urgente para el ministro del Interior es blindar al presidente.

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