¿Podemos creer que el presidente Castillo le teme a la vacancia, cuando parecen bastantes los indicios de que esto no ocurriría? Los peruanos somos mecidos por dos manos, la del mandatario y la del Congreso. Ambas instituciones se niegan a dejar el poder temporal que la ciudadanía les ha conferido y pretenden aprovechar al máximo su estancia a costa del país.

Los audios difundidos anoche en un magacín televisivo nos dan una clara idea de que en este gobierno, a pesar de las promesas de campaña, a pesar de los eslóganes y los discursos, la corrupción reina. Indicios y pruebas fehacientes han aparecido en los últimos meses: los servicios de S/18 mil en el MTC ganados en un mes por una sobrina del mandatario, los 20 mil dólares en el baño de Palacio, las reuniones en la casa de Breña, las declaraciones de la lobista Karelim López, los nombramientos sospechosos en puestos de gran importancia política, como el Ministerio de Transportes y Comunicaciones; el manejo irresponsable de la política de gobierno que parece fruto de la más infeliz improvisación, etc. Podemos alegar mil y un razones por las que Pedro Castillo es incompetente para seguir en la más alta encargatura política, y por las que es necesario que el país entre en un nuevo proceso de reorganización que incluya al Congreso, esa corporación de convenidos y rapaces que han hecho de la política una simple cuestión de cálculo en desmedro de los ideales que deberían acompañar y sustentar su ejercicio.

No obstante tanta mugre e inmoralidad, es posible que hoy, desde las 3 p.m., asistamos a uno de esos tantos debates bizantinos en los que primarán los adjetivos y escasearán los verbos; en los que se oirán grandes voces, engoladas y de falso metal, hablando de honestidad, de sacrificio, del ejemplo de Grau, de las libertades y más, pero ninguna de esas voces dirá lo que el país necesita escuchar, que su casta política se ponga de acuerdo para dar un paso necesario y generoso en nombre de la democracia y la preservación de las instituciones: todos deben dar un paso al costado y reconocer que la misión que la patria les encomendó excedía sus capacidades y entendimiento. Esperemos que eso no ocurra, que realmente veamos un acto de desprendimiento y grandeza política, la vacancia y el adelanto de elecciones generales. De otro modo, estamos tocando la puerta de la barbarie.