En los pocos días que le quedan al inminente presidente Pedro Castillo antes de ser proclamado y de jurar al cargo, está obligado a decidir entre Vladimir Cerrón y su programa plagado de insensatez y enfoque cavernícola de la economía y los derechos fundamentales; y la aplicación de un urgente plan económico que ponga freno a la incertidumbre de los mercados, a la volatilidad del dólar y a la inflación, males que golpean cada vez más fuerte el bolsillo de la población, incluidos quienes votaron por el profesor.
No llama la atención que en los últimos días el procesado exgobernador de Junín esté haciendo hasta lo imposible por lograr que el Poder Judicial lo habilite para ejercer cargos públicos y así sacudirse las manchas de la corrupción que envuelven su gestión en el GORE de Junín. Era de esperarse, tal como lo ha hecho, que en una carrera a contrarreloj convoque para este 24 de julio a un congreso de su agrupación política para “evaluar” las Elecciones y explicar “las expectativas, objetivos y metas irrenunciables del Gobierno de Perú Libre”.
No es novedad que un cuestionado personaje como él presione al virtual presidente para reclamar su tajada de poder (es evidente que lo está perdiendo) y le importe poco que cada día de inestabilidad perfora mucho más la franciscana billetera de los millones de peruanos; todo ello, sin embargo, no justifica que el maestro cajamarquino siga postergando irresponsablemente su postura, aunque haya quedado entre la espada y la pared, quienes votaron por él y quienes no, le exigen ahora a solo once días del Bicentenario, que ponga fin a su tibieza e indecisión; que opte o por la indispensable moderación para sacar al país del limbo en que se encuentra, o por su amigo extremista y defensor del comunismo marxista leninista.
Debe recordar que el elegido no es PL sino Pedro Castillo. Recibirá un país afectado por las crisis, pero con expectativas positivas. Según el MEF, en mayo el Perú produjo casi tanto como lo hizo en similar mes del 2019, en la prepandemia. Se esperan mejoras por el incremento de las actividades económicas y los mayores precios internacionales de los commodities, con lo cual, al final de este año se elevará la recaudación tributaria y será una de las más altas en la historia del país. Castillo debe elegir entre ser un obstáculo o enrumbar al Perú del Bicentenario.