Tomar medidas urgentes es lo mínimo que le corresponde hacer al Gobierno para evitar que se agudice la crisis económica en los actuales momentos en que por sexto mes consecutivo la economía experimenta un fenómeno de desaceleración -según el INEI-, producto de la incertidumbre que vive el país.
Esta tiene que ser la reacción del Ejecutivo, no más escándalos de corrupción; debe adoptar en el 2022 una política de apertura a la prensa, a los operadores de justicia, incluso someterse a la fiscalización de los ciudadanos, entre otras muestras de transparencia; y, por supuesto, dejar de lado lo ideológico y dedicarse a un agresivo programa de promoción de las inversiones privadas, de lo contrario la fuga de capitales continuará con el riesgo de llevar al país al caos total.
Tal como lo señalan los economistas consultados por El Tiempo, sin pérdida de tiempo se debe pisar el acelerador en la vacunación para que una vez lograda la inmunidad de rebaño, con 25 millones de peruanos vacunados, con todas las dosis necesarias, sacar del horizonte económico a la COVID-19.
Así, el siguiente paso debe ser detener la inestabilidad, que debe pasar por un cambio de actitud y de gestos políticos de parte del mandatario y su gabinete. Es indispensable que el equipo que asesora al presidente logre convencerlo de la urgencia de revertir las señales negativas que su Gobierno sigue dando al mundo, por su obstinación por dificultar la inversión privada y dividir a los peruanos, negándose a generar un clima de calma y respeto a las normas, requisito indispensable en toda democracia.
Este cambio implica dejar la indiferencia ante el resquebajamiento de la economía y abstenerse de todo aquello que ahuyenta la inversión que da trabajo, como la minería que podría paralizarse justo cuando el precio de los metales experimenta un gran momento a nivel global.
A la recuperación del tiempo perdido en materia de promoción de la inversión privada se le debe sumar un enérgico impulso de la inversión pública y gasto público, en infraestructura. Urge gastar más, pero sin corrupción, en Educación , Salud , viabilidad y digitalización.
Ojalá que la denuncia interpuesta ayer en su contra por la Procuraduría General del Estado, le sirva al presidente para reflexionar y enmendar el rumbo.