Que el presidente Castillo inaugure un moderno centro de salud de más de S/34 millones con consultorios externos, sala de partos, patología clínica, farmacia, residencia médica, almacén, servicio de emergencia, cadena de frío, pero sin personal para atender la ingente demanda de 4 mil huarmaquinos de Limón de Porcuya (Huancabamba), demuestra improvización, desconexión con la población, falta de articulación con el Gobierno Regional y una búsqueda desesperada de aplauso y populismo.
Si lo que el mandatario buscaba era proyectar la imagen de salvador o benefactor, no le funcionó porque la sola presencia de una moderna edificación de más de mil 400 metros cuadrados, no salvará la vida de los huancabambinos cuando, por ejemplo, arrecie la cuarta ola o sufran accidentes de carretera; segurián obligados a emprender largos viajes para encontrar atención médica en Piura o en otras regiones. ‘Jalarle las orejas’ al gobernador en plena ceremonia por no haber contratado personal médico “de inmediato”, solo demuestra la costumbre presidencial de proyectar su desgastada imagen de charlatán sindicalista.
Si realmente quiere acercarse a los piuranos y ganarse algo de confianza, debería escucharlos, atender sus reclamos expresados el día de su llegada a través de una movilización destinada precisamente a exigirle que deje de discriminar a Piura en el tema de salud. Allí se habría enterado que no solo urge que el GORE garantice la contratación de médicos para los cinco establecimientos que en los próximos meses entregará la ARCC; sino que cada vez más pacientes piuranos son condenados a gastar todos sus ahorros para viajar y hacerse atender en Chiclayo o Lima, porque el Estado sigue marginándolos al no construir aquí un hospital nacional que resuelva casos complejos.
Si realmente quisiera gobernar desde las regiones, como dice, se habría acercado a conversar con los líderes de las principales instituciones piuranas, Arzobispado, Camco, colegios profesionales, gremios médicos y sociedad civil que ese viernes salieron a las calles a exigirle que retroceda en su decisión discriminatoria de postegrar la obra del hospital de Alta Complejidadad para el 2024.
En suma, señor Castillo, Piura se cansó. No acepatará un discurso vacío, esta región no mendiga, exigirá hasta recibir los 34 millones de dólares que en justicia merece para iniciar su obra anhelada, a la que usted se opone.
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