La aparición de la variante ómicron en el Perú nos exige que revisemos nuestro compromiso con la salud: quienes aún no se han vacunado, deben hacerlo. Las proclamadas “libertades individuales” de algunos no deben significar la muerte de otras personas. Por otro lado, es necesario que las medidas de prevención sean retomadas con mayor rigor por la ciudadanía, o reimaginadas por las autoridades sanitarias.

¿Qué más podemos hacer? Creemos que es importante que el Gobierno haga una evaluación de lo logrado hasta la fecha con las medidas de siempre. Estamos seguros de que ellas han sido muy importantes para salvaguardar la vida de miles de peruanos, ¿pero no se puede hacer más? ¿No es posible añadir o redefinir protocolos de salubridad que hagan más efectiva la protección de la población? Si toda la prevención posible se reduce a mascarillas, lavado de manos y distanciamiento social, no hay mucho que decir y solo queda insistir en que estas acciones son la mejor barrera contra la COVID-19. No obstante, opinamos que siempre es posible -y necesario- refinar las tácticas para lograr mejores resultados.

Definitivamente, esta situación servirá para confirmar lo que el Ejecutivo ya había ordenado respecto de las fiestas y celebraciones de Navidad y Año Nuevo: es imposible pensar en una temporada de festividades sin incluir en nuestras preocupaciones el interés por la vida humana, por la propia existencia y la ajena. El anuncio de que la Policía podrá irrumpir sin orden fiscal en aquellos lugares y hogares donde se esté celebrando alguna fiesta, es parte de estas medidas extremas adecuadas a realidades que han superado nuestra tolerancia a las dificultades. Si no queremos que la tercera ola se convierta en la peor temporada de muerte de los últimos dos años, debemos actuar todos en comunión.

La oleada antivacuna, en este contexto, no puede pasar desapercibida ni ser una “opción” ciudadana. Más aún, la disidencia en este tema de prevención universal debe ser criminalizada, pues impide que las mayores metas nacionales sean alcanzadas y nos pone a la zaga de otras nacionales latinoamericanas. Debemos tener en cuenta que el respeto a la ley, hoy más que nunca, podría salvarnos la vida?