Terrible es lo que sucede, y no nos referimos a las marchas, los heridos y los muertos, asunto que ya hemos tratado en anteriores oportunidades en este espacio.
LEE AQUÍ ? ¿Quién paga esas marchas?
Nos referimos al racionamiento del agua potable al que se ven sometidos los piuranos desde hace décadas, sin que ninguna autoridad pueda hacerse cargo de resolver este problema.
Es inaudito que, en pleno siglo XXI, Piura todavía no haya conseguido imponerse a la naturaleza en un asunto tan fundamental para la viabilidad de cualquier ciudad.
Existen cálculos hechos por la misma EPS Grau que sostienen que, al ritmo actual de los trabajos de dotación, recién en un siglo se habría cubierto la demanda de agua, pero como esta es creciente, es probable que en cien años el problema sea el mismo.
A propósito de la EPS Grau, la empresa encargada de los servicios de agua y desagüe, ¿tanta es la deuda que mantiene con los longevos acreedores, que no puede cumplir con mediana eficiencia con su labor principal?
Pensamos, como ya lo han planteado algunos alcaldes, que es tiempo de revisar y transparentar el plan de pagos y la deuda actual de la EPS; mejor aún, es urgente rescatar a la empresa prestadora de las garras de una junta que, con el pretexto de cobrar una deuda sempiterna, impide a Piura tener servicios de una urbe moderna.
¿Quiere decir esto que la EPS Grau debe volver a las municipalidades?
En principio, la empresa es una asociación sin fin de lucro, los recibos que se cobran deberían pasar a financiar el mantenimiento y la renovación de la estructura y el pago de los trabajadores.
Aún así, la EPS tiene grandes ingresos que hoy se van en pagar la mencionada deuda, ¿pero qué pasaría en manos de las gestiones municipales? ¿Sería la caja de la EPS Grau un motivo de tentación para los trabajadores ediles con afición por lo ajeno? ¿Sería una ocasión más para profundizar la corrupción en las instituciones públicas?
Estamos obligados a pensar en una solución para que los piuranos no tenga agua cada dos o tres días, sino todos los días sin interrupción.
También es deber del ciudadano preservar los recursos: el agua no es inacabable y debemos racionar nuestro gasto para darle la oportunidad a quienes cuentan este suministro tan solo por unas cuantas horas durante todo el día.
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