Poca cohesión e intrigas políticas, son dos peligrosas trampas que obstaculizan el camino del Gabinete de Mirtha Vásquez, quien además tiene que cargar sobre sus espaldas con la falta de liderzgo de un presidente Pedro Castillo que, a pesar de su predilección por los discursos sindicalistas, es muy poco comunicativo, ya sea porque desconoce la gestión pública, porque intenta imponer su voluntad o ambas a la vez.
A estos obstáculos se suman otros tan o más fuertes: las presiones de Perú Libre que no ve con buenos ojos a la premier Mirtha Vásquez y hasta pediría su salida. La razón es obvia, porque la expresidenta del Congreso tiene en la mira a los ministros Walter Ayala, Juan Silva y Eduardo González. O al menos eso es lo que dan a entender gestos (de la premiere) como su reciente pedido de explicaciones al señor Silva sobre la designación de Doris Alzamora Chamorro como jefe de la Sutran, teniendo tres denuncias como ‘tendera’ por presunto hurto en supermercados.
Quienes se han creído el cuento de que el bueno del presidente es víctima de una campaña de los poderosos de la extrema derecha, y que debemos perdonarle sus errores hasta que aprenda a gobernar, no se dan cuenta que en solo cien días de aventuras comunistas camufladas la inversión privada sigue sufriendo una dramática contracción, el Perú solo crecerá 5% en el 2022, cifra que podría ser negativa si -según especialistas- se consuman las amenazas de nuevos impuestos, regulaciones y estatizaciones de empresas.
No solo eso, la deuda pública bordea el 40% del PBI, luego de haber llegado a estar en 19% en la década anterior, la calificación crediticia del Perú sigue deteriorada, sigue creciendo el Riesgo País, la corrupción regional y municipal se multiplica, en lugar de echar a andar otra vez la minería formal, importantes compañías generadoras de miles de empleos son amenazadas. En lugar de generar confianza, el profesor vuelve a hacer lo que más le gusta, subir a los estrados y ofrecer más reparto de bonos, dádivas y programas sociales para “conectar con el pueblo”.
Curiosamente, aunque sabe que el país exige la salida de los ministros de Defensa, Transportes, Minem, y que se ponga fin al copamiento de puestos con funcionarios improvisados o tenderos, el presidente -presionado por el gurú de PL- solo calla para que su premier dé la cara.