Finalmente, el Jurado Nacional de Elecciones anunció que procederá en esta semana con la proclamación de Pedro Castillo como presidente electo, luego de resolver los recursos presentados por Fuerza Popular, agrupación que alegaba un presunto fraude.

Pero, pasada esta etapa de confrontación, es tiempo de saber cuáles serán las designaciones que hará el próximo gobierno en el Consejo de Ministros, quiénes serán los profesionales que se harán cargo de las importantísimas carteras de Salud, Economía, Trabajo, Educación, etc. ¿Buscará el nuevo Ejecutivo una confrontación inicial con el Congreso que refuerce su posición? ¿Será la Asamblea Constituyente una prioridad que intentará debatirse por todos los medios, o primará la racionalidad en este primer capítulo del gobierno de Pedro Castillo?

Por el bien del país, lo prudente sería relegar a un plano secundario las ambiciones puramente políticas, incluso aquellas aspiraciones programáticas que el sector más recalcitrante de la izquierda pretende poner como prioridad de la próxima agenda gubernamental.

En cambio, debería pensarse en las medidas que, por la fuerza de los hechos, fueron propuestas comunes de la mayoría de contendientes en estas elecciones: mejorar los servicios de salud y optimizar la vacunación, así como las medidas de respuesta a la COVID-19; implementar políticas de recuperación económica y continuar (con mejoras, claro está) lo que ya se hacía en el gobierno anterior para facilitar la recuperación del empleo y de la pequeña y mediana empresa; también debe ser urgente trabajar por la recuperación de la educación.

Evidentemente, las dos primeras tareas tiene como eje la vacunación y debe ser una meta del nuevo gobierno superar el 16% de cobertura que hoy marca la gestión de Sagasti -gestión que, dicho sea y con justicia, impulsó una vacunación que Vizcarra empezó con mal pie y corrupción-.

Adelantándonos a la proclamación del profesor Castillo, este debe tener en cuenta que si desea ser recordado como un presidente inclusivo, de avanzada y progresista, es mucho más importante crear condiciones sanitarias, laborales, de inversión y educativas para las grandes mayorías del país. En ese contexto de prioridades, lo de la nueva Constitución puede esperar.