La irresponsabilidad de muchos transportistas que se han acostumbrado a lucrar prestando servicios totalmente inseguros en las carreteras de la región, está costando muchas vidas y debe parar.
Aunque las instituciones encargadas de velar por que se priorice la seguridad y la vida del público usuario pocas veces informan sobre las altísimas cifras de informalidad en el transporte, quienes por razones de trabajo o estudios viajan a menudo en vehículos de transporte inteprovincial, conocen de sobra los abusos que cometen los transportistas, aprovechando la poca fiscalización.
En las carreteras al Alto Piura siguen proliferando los autos o combis “piratas” que ponen en riesgo a los pasajeros al sobrecargar sus unidades, incumpliendo las limitaciones de peso y cilindrada o excediendo los niveles de velocidad, contando para ello con la lenta reacción de las autoridades lo que más suena a complicidad.
El maltrato al usuario a veces también está presente en algunas empresas formales, donde a veces también se incurre en exceso de pasajeros en medio del agobiante calor, otros no dan boletos de viaje, o dan tickets sin número de RUC. Cuando se pregunta a los formales por estas falencias las respuesta es que ante tanta informalidad y la falta de autoridad que aplique la ley, las empresas terminan desalentándose de cumplir con las normas.
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No solo eso, la informalidad también influye negativamente para que los formales que aún no se recuperan de la pandemia, inviertan en la seguridad de los pasajeros. Esta cadena de descuidos también termina arrastrando al ciudadano que termina cansándose y opta por la indiferencia y la complicidad.
A todo esto se suma el deterioro de la institucionalidad del MTC por el exministro Juan Silva en el Gobierno del nefasto Pedro Castillo, para congraciarse con los informales, un dañino retroceso del que el sector debe recuperarse con urgencia.
En las últimas semanas solo en el vuelco de un bus con inmigrantes en Talara y un ligero Tico en la vía a Chulucanas han fallecido 32 personas. Aunque el bus sí tenía SOAT y el auto no era usado para transporte público, ambos hechos debe llevar a reflexión sobre la necesidad de incrementar el control en las pistas. No esperemos que ocurran nuevas tragedias para recién actuar.
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