Es una burla para los peruanos que en plena crisis de gobernabilidad, cuando urge encontrar salidas al problema económico, encontrar estrategias para hacer frente a una tercera ola o para una reapertura segura de las clases escolares presenciales, el presidente Castillo, un ex-candidato, y ciertos congresistas pierdan el tiempo anunciando a quien quiere o no ir a “debatir en el VRAEM”.
Cuando el país esperaba que el jefe de Estado defina la situación del ministro de Trabajo, Iber Maraví a quien el propio premier le ha pedido que renuncie tras las graves denuncias sobre posibles vínculos con el terrorismo, el presidente simplemente decidió no pronunciarse, agravando aún más la crisis de gobernabilidad. Al no responder a los graves cuestionamientos optando más bien por el viejo cliché de “la derecha quiere poner ministros que le gustan”, lo que ha hecho el profesor es incrementar la desconfianza ciudadana en él, como gobernante.
Para los especialistas consultados, el mantenerse al margen -entre otros- del caso Maraví y del escándalo que protagoniza el premier Bellido acusado de misoginia y agresión verbal a una congresista, el primer mandatario da la impresión que en realidad quien gobierna el país en estos momentos no es él, sino la dupla Cerrón y Bellido.
Esta hipótesis empezó a cobrar fuerza la semana pasada cuando Castillo, luego de comunicarle al propio premier que estaba evaluando su presencia en el gabinete y la continuidad de algunos ministros, de repente y a solo un día del pedido del voto de investidura, retrocedió y decidió no hacer ningún cambio.
Antes bien, ayer los defendió y pechó a los congresistas de oposición: “Yo invito a estos señores que están tildando a los ministros de tal cosa, vamos a debatir en el corazón del Vraem (…) vamos sin zapatos señores, salgan de su pupitre”.
Dado que es improbable que el presidente no se dé cuenta que gobernar no significa salir a hacer demagogia haciendo propuestas irrelevantes como esta, la única explicación es que solo sigue el libreto de la cúpula de Perú Libre, crear confrontación para distraer a la opinión pública. Y lo que es peor gastando recursos del Estado que tanta falta les hacen a los peruanos golpeados por la crisis. No fue para esto que medio país votó por él. Conformar un nuevo gabinete es impostergable.