El gobernador regional termina su cuarto año de gestión con bajos niveles de ejecución y el GORE está en la cola a nivel nacional por su ineficiencia, y, por si fuera poco, sin haber dado cuenta en una verdadera audiencia pública, sobre el cumplimiento de sus promesas de campaña y el uso de los recursos públicos.
En su última “rendición de cuentas” del pasado 27 de mayo en el auditorio del GORE, el público era un grupo de funcionarios que obviamente no cuestionó ni exigió explicaciones a una serie de interrogantes.
El gobernador dijo solo lo que quiso, una perorata más, lo “positivo de cada unidad ejecutora”. Aunque el evento se transmitió a través de redes sociales, la autoridad solo monologó sin dar opción a que la población pregunte o repregunte sobre, por ejemplo, los gastos en pandemia, la planilla regional o los hospitales paralizados.
De estas “audiencias públicas”, convertidas en mera formalidad legal y un saludo a la bandera, se puede esperar cualquier cosa, aplausos de la portátil de turno, aprobación de los trabajadores, menos transparencia.
Son reuniones en las que, en opinión del vicegobernador regional, solo se mencionan las “cosas positivas con cifras poco reales”.
Es decir, los piuranos estamos siendo burlados por una gestión que en cuatro años se ha dedicado a evitar el escrutinio público con prolongados silencios del gobernador o maquillando cifras, a fin de no rendir cuentas sobre la baja ejecución del gasto que empezó a caer desde el 2019.
En las siguientes semanas, los piuranos debemos mantenernos vigilantes no solo porque la actual gestión ha demostrado un bajísimo nivel de eficiencia sino porque los deplorables resultados terminarán afectando al siguiente inquilino del GORE. Merecemos una real rendición de cuentas, un verdadero balance del presupuesto recibido, con explicaciones sustentadas técnicamente y antes de que la autoridad termine su mandato.
Es más, por decencia el gobernador debería pedir disculpas públicas a Piura, entre otras razones, por ocasionar que quien le suceda tenga que recibir menos presupuesto. Dado que el GORE Piura en los últimos cuatro años no ha demostrado capacidad de gasto, nos van a presupuestar menos en 2023. Las nuevas autoridades tendrán que gestionar un aumento de los recursos.