Cinco años después del inicio del proceso de reconstrucción tras los enormes daños causados por el Niño Costero del 2017 en Piura y otras regiones, aún hay aproximadamente 2.000 expedientes en nada, es decir miles de obras por 4 mil millones de soles pendientes de finaciamiento.
Se trata de proyectos que se han quedado en supenso y no se sabe cuándo ni cómo se harán realidad, porque no se ha hecho un sinceramiento de las cifras, ni de la capacidad del Estado para hacerlas realidad.
Esta situación puesta de relieve el viernes por el contralor general Nelson Schack ante la Comisión de Reconstrucción del Congreso, es más indignante aún si se tiene en cuenta que mientras países como Chile resuelven problemas iguales o peores en menor tiempo -la reconstrucción luego del terremoto del 2010 en el vecino del sur estuvo terminada en el 2015-; en Ica pasaron diez años luego del sismo del 2007 y nunca se terminó de reconstruir.
Es más, en opinión del titular del máximo ente de control, todo indica que nuevamente el actual proceso de reconstrucción va a tener similares resultados que en Ica. El Estado sigue sin estar a la altura de remediar los problemas de la gente ante una situación de desastre.
Y no se trata de lanzarle toda la responsabilidad a la Autoridad Nacional para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), cuya directora asegura que si bien hay efectivamente 2 mil intervenciones pendientes de financiamiento, hay otras 9 mil obras que ya lo han tenido.
Es evidente que, independientemente de la disponibilidad o no de los recursos, persiste la lentitud y centralismo del Ejecutivo para atender a las regiones como también la ineficiencia de los gobiernos subnacionales (municipalidades y Gobierno Regional) para gestionar, elaborar expedientes y ejecutar obras. Las defensas ribereñas son solo uno de los muchos malos ejemplos en Piura.
Y es que en el país la reconstrucción no terminará ni en el 2022 ni en el 2023, aunque la titular de la ARCC es optimista al asegurar que este proceso llegará a un avance de entre el 80 y 90% el próximo año. Al ciudadano de pie le resulta difícil creer en promesas como esta, más aún teniendo en cuenta que en la tierra de Grau, el avance en cuanto a transferencias y ejecución de obras contempladas en el plan de reconstrucción es actualmente de 46%.