Jorge Eslava está invitado para la II Feria del Libro de Piura organizada por la Asociación Pluma Libre y, antes de este evento, dio una mirada al mundo literario en medio de la crisis sanitaria que se vive.

Indica que hay una preocupación por escribir pues esta pandemia ha frenado casi todo; sin embargo, confía en que después de que se supere, los jóvenes volverán a escribir.

–¿Qué piensa de producción literaria durante la pandemia?
Hasta donde entiendo, todavía no la conocemos bien. Sé de personas que en estas circunstancias dramáticas han podido sobreponerse y que están escribiendo literatura de ficción o proyectando algún trabajo de investigación, pero también sé de personas a quienes esta peste los ha devastado, que sienten haber perdido fuerza anímica y capacidad inventiva. Y si la pregunta pretende aludir a la pandemia como tema creativo, me parece que sería prematuro; los temas se esclarecen y complejizan con el paso del tiempo.

–¿Cree que los peruanos aprovecharon el tiempo de estar en casa para leer?
Imagino que la gran mayoría de peruanos ha leído muchísimo en estos meses, pero no creo que haya sido literatura de ficción. ¿Quién no ha estado pegado a las noticias de los medios de comunicación, tanto en sus formas convencionales como en sus plataformas virtuales? Ojalá nuestra sociedad la practicara mucho más, pero este confinamiento no es la mejor invitación.

–¿Considera usted que hay preocupación en los jóvenes por seguir escribiendo? ¿Cómo ve el futuro de la literatura en el país?
Preocupación, sin duda. Aunque es difícil que haya una efervescencia creativa en estos momentos. Bien se sabe que la escritura es a la vez una exploración y una evasión de la vida, un cautiverio y un placer malsano, así que, superado este horrendo revés en el mundo, los jóvenes —y también los viejos— volverán a hundir su huella en la escritura.

–¿Qué piensa de la Feria del Libro de Piura?
Aplaudo las ferias, sean de libros o de arte. Son maneras festivas de mantener despiertos nuestros sentidos y nuestro intelecto, de establecer otras formas y lenguajes para relacionarnos con el mundo. Al libro se lo menciona, incluso se lo sacraliza, pero no siempre lo tenemos en el hogar o en la escuela. Una feria lo pone al alcance de uno. Y que sea en Piura me alegra y me emociona, no solo porque es una manifestación de descentralizar la cultura, sino porque este ha sido un espacio de fecunda practica lectora gracias a Carmen Checa, una gran bibliotecaria y una muy querida amiga.

–¿Se puede hacer un análisis del resultado de las ferias del libro virtuales?
Hasta ahora solo sé de la Feria Internacional del Libro (FIL) en Lima y fue una difícil experiencia, pero gratificante. En el balance han quedado algunos aprendizajes que servirán para el futuro inmediato y que más adelante, cuando pasemos este amargo trago, permitirá encontrar alguna fórmula mixta entre lo presencial y lo virtual.