En entrevista con El Tiempo, el político y exministro de Defensa, Jorge Nieto, compartió su punto de vista sobre la crisis política, sanitaria y económica que enfrenta el país. Si bien la fricción entre el Ejecutivo y el Congreso no ha hecho más que agravarse, Nieto consideró que es momento de buscar consensos y elaborar planes de corto plazo. Además, aseveró que aunque ya no puede haber disolución del Congreso, hay límites políticos que el Parlamento no se atreverá a cruzar.
–¿Cuál es el escenario político que deberíamos esperar ahora que el presidente Vizcarra tiene que armar un nuevo equipo ministerial?
Ahora toca un momento de tranquilidad, reflexión entre todos los actores de la escena política. Lo que ocurrió es normal en una democracia constitucional: un primer ministro fue al Congreso a presentar su política de trabajo y no se le dio el voto de confianza. Pero esto normal ocurre en una circunstancia anormal, que es la pandemia. El virus está fuera de control y, por otro lado, la recesión económica ha puesto en el desempleo a millones de peruanos.
–En ese caso, debido a este escenario inusual, se debió actuar de otra manera. ¿Hay responsabilidades compartidas? ¿Qué le hizo falta al discurso de Cateriano?
Hubiera sido preferible un comportamiento distinto, que el Congreso y el primer ministro llegaran a un acuerdo, que hubiera habido un consenso sólido previo; pero no ha sido así. Eso no ocurrió y es responsabilidad de todos. Actuaron intereses subalternos que pretenden atentar contra el trabajo de Sunedu. En ese contexto, me parece que no se dio el ajuste necesario a la política de salud pública, no se tomó en cuenta el incremento de casos y muertes por coronavirus, y esa lectura errónea permitió que los intereses subalternos actuaran.
–Pero es difícil llegar a un acuerdo cuando lo que se quiere negociar es la reforma universitaria. Pidieron la expulsión del ministro de Educación a cambio del voto de confianza.
Si Merino de Lama fuera jefe de bancada, hubiera sido parte de una política de negociación entre facciones políticas. Aunque es una petición que no se podía aceptar. Los políticos deben guardar la serenidad y llegar a un acuerdo. El grueso de las intervenciones parlamentarias han demandado políticas de salud consistentes y coherentes con lo que pasa en el país. Esos discursos tiene que ser recogidos porque contienen las preocupaciones de distintas regiones. Si el próximo primer ministro explica bien las políticas de salud, no hay razón para que esta situación continúe.
–¿Con la caída del Gabinete de Cateriano se ha ahondado la fricción entre el Congreso y el Ejecutivo?
Es evidente que hay tensión, pero eso ocurre en las democracias. Para llegar a un acuerdo, hay que quitar el dramatismo a la situación. La labor de los políticos es serenarse, encontrar rutas. Lo que tendría que hacerse es un plan de acción inmediato como para controlar la pandemia e impulsar la generación de empleos. La gente necesita hoy su salario.
–¿El error del Ejecutivo fue proponer planes de largo plazo y no inmediatos?
Lo que han dicho en el discurso es pensado para en cinco años. Necesitamos acción inmediata, para la reactivación y la pandemia, creación de empleos en el muy corto plazo. Necesitamos reparar escuelas, perfeccionar postas médicas, construir comisarías… aumentar la productividad.
–¿Qué le toca hacer al Ejecutivo para superar esta crisis política?
La Constitución le da al presidente 72 horas para designar a un nuevo Gabinete Ministerial. Quien resulte primer ministro debe ser una persona que busque a las distintas facciones parlamentarias para hacer consenso. Debe saber consensuar: eso es inevitable.
–El Congreso podría seguir negando la confianza hasta que tengan un Consejo de Ministros a su medida.
Creo que hay límites políticos para negar la confianza. En un universo de hipótesis puede ocurrir, pero el Congreso no va a cometer suicidio. Necesitamos cohesionar al país con un plan de acción inmendiato. Eso es lo que se está demandando: que todos miremos en la misma dirección.