En días previos a la Semana Santa y en plena crisis sanitaria, el arzobispo José Antonio Eguren Anselmi pide a los fieles piuranos que cumplan con todas las medidas de bioseguridad para reducir los contagios y salir de la crisis de la COVID-19, la cual puso a la región en un nivel de riesgo extremo.
–Es el segundo año que pasamos la Semana Santa en confinamiento. ¿Cuál es el mensaje de la iglesia?
En medio de la pandemia, Dios hace fructificar cosas buenas y, entre ellas, nos está ayudando a volver a Dios con todo el corazón, a volver a Jesús con una conversión sincera de vida y a vivir religiosamente la Semana Santa. No son días para vacacionar, sino para vivirlos muy unidos a Cristo en la cruz para morir con Cristo y resucitar con él a la vida nueva. Lo que nos transmite es un mensaje de esperanza y ese mensaje es que en esta pandemia -y en toda tribulación y peligro- nunca estamos solos.
Piura y Tumbes no están solos. El Perú y el mundo no están abandonados a su suerte, Jesús está presente con su amor crucificado y nos sostiene con su gracia y nos da la fuerza para salir adelante. La Semana Santa abre ese horizonte de esperanza de que este virus va a ser derrotado.
–¿Qué mensaje da a quienes han perdido familiares por la COVID-19?
El consuelo que siempre tiene el creyente y el cristiano es que la muerte no tiene la última palabra; la última palabra la tiene Cristo vencedor resucitado del pecado y de la muerte.
El creyente sabe muy bien que, a pesar de la experiencia desgarradora de la muerte de un ser querido o de un colega, amigo o un compañero de trabajo, detrás de esa muerte siempre está el horizonte de la vida eterna.
–¿La pandemia es un castigo divino?
Dios no castiga y no digamos que la pandemia es un castigo. Ciertamente, es un mal, pero Dios nos ama y no puede querer el mal. Solamente lo permite o lo tolera. Los causantes de la pandemia no los busquemos en Dios sino entre nosotros como sociedad y como humanidad que somos los responsables. Dios no castiga. Cómo dice San Pablo, él sabe cómo sacar bienes de los males y está sacando frutos buenos en conversión, gente que está retomando su vida cristiana, sacando frutos buenos en la actitud abnegada, heroica y de servicio de nuestras enfermeras, médicos, el personal sanitario, nuestras Fuerzas Armadas.
–¿Los fieles dudan de su fe en esta crisis sanitaria?
La gente se ha vuelto más allegada a Dios, a la iglesia, busca el consuelo en los sacramentos, busca la unción para sus enfermos, busca la comunión eucarística y creo que la pandemia ha hecho a mucha gente volver a Dios porque Dios para nosotros tiene un nombre que es Jesús de Nazareth. Ha hecho que vuelvan de una manera renovada y que renueve su fe.
–En cuanto al sistema de salud, ¿El Minsa debe asumir el control de la región?
No creo que el Minsa pueda hacer algo para controlar la pandemia. No hay camas UCI, oxígeno, no hay medicinas, el proceso de vacunación es lento. Entonces lo que yo pido es volver a formar un comando COVID donde participen todos con responsabilidad en este asunto.
–¿Qué les pide a los ciudadanos?
Reiterarles que en nuestro deber cívico está ponerle freno al coronavirus. Hay que hacerlo por todo el personal médico que hace una labor sacrificada en esta lucha para vencer al virus.