Para el economista del PAD-Escuela de Dirección de la Universidad de Piura, Juan José Marthans, las perspectivas económicas para el Perú son ciertamente alentadoras, ahora que ha empezado el proceso de inmunización. Sin embargo, en entrevista con El Tiempo, consideró que para impulsar aún más el desarrollo económico nacional sería conveniente llevar a cabo reformas constitucionales.

–Con la llegada de la vacuna, ¿qué oportunidades se están abriendo en el campo económico?

Sin duda, habrá un efecto progresivo dentro del ámbito comercial y productivo hacia el segundo semestre de este año. Pero como hay un retraso en la aplicación de las vacunas, esto podría tener efecto rezago sobre la ampliación de la apertura de estas actividades. Al final de este año, se va a desarrollar algo el nivel de actividad productiva con respecto al crecimiento del PBI. También es cierto que los crecimientos para el próximo año se tendrán que ajustar al alza, y podríamos decir que el Perú podría crecer en 2021 y 2022 un promedio anual de entre un 5 y 7%. No es nada desalentador.

–¿La clasificación por semáforo epidemiológico es un respiro para la economía?

Disminuye el impacto en la actividad productiva, no es lo del año pasado. Pero preocupa que Perú siga manteniendo una infraestructura sanitaria tan deficiente como la de 2020. Pero hay que tener en cuenta el impacto positivo de este año que es el programa de compensación fiscal crediticia, uno de los más importantes porque promete hasta 20 puntos porcentuales del PBI. Ese impacto se siente al interior de la economía peruana y, en la medida que se reanime la inversión pública y privada, las cosas se tornaran positivas.

–¿Qué impacto tiene la reactivación de proyectos?

Se activan proyectos importantes como la Línea 2 del metro de Lima, de más de 3.500 millones de dólares, el del aeropuerto Jorge Chávez. Hay proyectos que, con el solo hecho de que se reactiven, empujan el PBI. Desde el sector privado también empieza a reactivarse la inversión porque somos un país minero y los precios están muy positivos, ya que la economía mundial se está recuperando. Eso da posibilidades de encontrar mayor aceleración en la actividad productiva de Perú. Si no hay sorpresas negativas hacia el cierre del año, deberíamos estar ya casi casi en niveles de producción de diciembre de 2019.

– ¿Cree que nuestra economía tardará mucho en recuperarse?

Vamos a ser una de las economías de más rápida recuperación de actividad productiva. España o Italia no se recuperarán hasta 2022, 2023. Aquí, con todas las restricciones de carácter estructural que han impedido la efectividad de medidas de apoyo social como los bonos, que no estamos organizados apropiadamente, la burocracia que no destraba para el rápido acceso a recursos, pese a todo eso, nos estamos reacomodando a una rápida velocidad.

– ¿Y el empleo?

Luego de esta recuperación de la actividad productiva, se recuperarán progresivamente los niveles de empleo. A medida que la vacuna logre masificarse hacia el último trimestre de este año y el próximo, los sectores de servicios y comercio expandirán el PBI; esto implica el 50% de nuestro PBI. Con la vacuna, hay una luz clara al final del túnel, aunque los niveles de empleabilidad se van a recuperar con mayor lentitud. Pero eso amerita que Perú entre en un sendero de recomponer sus fuerzas para aplicar reformas estructurales pendientes; si no buscamos soluciones estructurales, habrá un gravísimo problema de mercado laboral. No pensemos solo en resolver problemas de coyuntura, sino que hay que buscar la sostenibilidad del éxito del Perú en materia macroeconómica. No podemos seguir desarrollándonos con una estructura a nivel institucional tan endeble: por ejemplo, tenemos policías, pero no hay seguridad; tenemos médicos, pero no hay salud; tenemos cascarones vacíos.

– ¿Qué nos toca hacer ahora?

Nos toca generar solidez económica, pero sin institucionalidad no hay madurez económica; no la habrá sin un frente político serio, sin infraestructura. El próximo gobierno tiene la gran tarea de emprender las grandes reformas para efectos de alcanzar el bienestar de una economía social de mercado.

– ¿Habría que hacer algún ajuste constitucional?

Lo lamentable es que la Constitución está escrita, pero no se cumple, no hay rendimiento de cuentas ni sanción. Una constitución que no es respetada por el frente político no es una constitución, es un garabato. Tenemos que replantearla. Hay grandes ineficiencias de los políticos, que se dedican a proponer marcos legales que van en contra de la Constitución: dice que no tienen iniciativa de gasto, pero proponen lo de la ONP; hay libre mercado, pero proponen control de precio. Habría que modificar la Constitución: creo que el frente económico hay que tocarlo lo menos posible porque sí ha funcionado, pero hay que apuntalarla, conducida por un marco constitucional.