A propósito del intento de bajarse a la directora de la ARCC, parece que los cerronistas y bellidistas están desesperaros por “cobrar” -con un buen cargo en la frondosa burocracia estatal-, su ‘contribución’ a la campaña y al partido. Con ese objetivo en mente se han echado a la diligente tarea de botar o cambiar a cuanto funcionario se le cruce en el camino.
Lo están haciendo en Indecopi, Petroperú y EsSalud, generando el rechazo a través de comunicados públicos; ahora tratan de hacer lo mismo en la ARCC. No es que a los funcionarios estatales que ocupan hoy un cargo importante, no se les pueda cambiar; el problema es quiénes quieren reemplazarlos, pues PL ya dio muestras que carece de personal técnico y con experiencia para la administración pública; el Consejo de Ministros es el mejor ejemplo.
Reemplazar a funcionarios de primer nivel y a todo su equipo como en el caso de la ARCC solo para pagar un favor político, no solo es imprudencia supina sino una insensatez y casi un desprecio a la planificación, a los acuerdos institucionales y aún a la población que es al final de cuentas la que debe beneficiarse con los proyectos públicos.