Seguro que el presidente Francisco Sagasti pensó ayer que los piuranos lo esperarían en el aeropuerto con banda de música, flores y carteles de bienvenida.
Seguro que sus asesores lo convencieron de que los piuranos somos ataráxicos y conformistas, y por tanto no rehusarían recibir solo 9 mil vacuna, cuando en la región hay más de 35 mil personas vulnerables mayores de 80 años.
Tan confiado estaba que convocaron a la prensa para armar el show de las vacunas. Hasta las autoridades aterrizaron por allí, pero no para recibir la dádiva ni armar jarana, sino para exigir atención a nuestra región. Y lo que en un inicio se programó como la “fiesta de la vacuna” terminó en un fiasco y con una frase desatinada.
“Piura no es el Perú…” dijo. Es cierto, no es el Perú pero es una de las regiones más ricas del país y aporta más del 8% al PBI. Es la región del gas y petróleo; del limón, mango, plátano y uva de exportación. Es el mar de Grau inmensamente rico en recursos hidrobiológicos y la región donde falta explotar minerales, aprovechar su clima y su sol como recurso turístico. Además, no debe olvidar que el gobierno tiene una deuda histórica con los piuranos.