Pedro Castillo ya se ve acariciando la banda presidencial. Ahora lo sigue un séquito de seguridad, ha crecido el número de “amigos” e interesados, lo invitan a todos lados y hasta algunos derechistas se han sumado a su “causa”. Sin embargo, lo más preocupante es que el líder del lápiz insista en la asamblea constituyente como si fuera prioridad por encima incluso de la pandemia y la crisis económica.
Castillo afirma que el 28 de julio, tan pronto se siente en el sillón de Pizarro, pedirá al legislativo poner en agenda la redacción de una nueva Constitución con “olor, color y sabor a pueblo”. Pareciera que a PL poco le interesa los peruanos porque priorizar una constituyente no solo paralizaría al país, sino que polarizaría más a los peruanos; minaría todo intento de recuperación económica y lo que es más peligroso: generaría un poder paralelo.
No olvidar que la Constituyente estaría por encima del Congreso y tendría poder absoluto para incorporar normas al gusto de la izquierda y el comunismo. Además, ¿quién seleccionaría a los miembros de esa constituyente? PL ya nos adelantó algo: “serán representante del pueblo, elegidos por ellos mismos”.