Cuando ya se marcan los descuentos y los peruanos daban por sentado que se terminaba el populismo pernicioso de los actuales congresistas en ejercicio, nos salen aprobando el último martes -con el “consenso” de varias de las bancadas-, una cuarta legislatura parlamentaria que se extenderá hasta el 24 de julio, casi en vísperas de ocupar las curules los nuevos “Padres de la Patria”.

¿Se habrán encariñado tanto con su trabajo y su curul que no quieren irse? Nada de eso, lo que buscan es aprovechar al máximo el tiempo para debatir y aprobar algunas reformas constitucionales tan delicadas como la bicameralidad, la cuestión de confianza, incorporación de derechos y no se sabe qué otros proyectos de corte populista más que han sido “encargadas” o que les provea de algún beneficio político adicional cuando dejen el cargo.

Lo inquietante es que mientras la atención y preocupación se centra en la incertidumbre política actual, los problemas económicos y la pandemia, la oposición política y la crítica mediática los ha dejado con libertad suficiente para hacer y deshacer en el legislativo. Ojalá que antes de irse, no nos dejen una nueva sorpresa.