Parece que Pedro Castillo vive en una burbuja donde todo es color rosa. No cree en las encuestas que reflejan una desaprobación récord (69%), mucho menos en el clima de protestas que cada vez se hacen más ruidosas en torno al ministro de Salud, Hernán Condori.
Por el contrario, pone el pecho por él, bajo el argumento simplón de que “viene de la chacra”.
¿Desde cuándo la humildad o conocer la chacra es suficiente para ocupar un cargo de responsabilidad como el ministerio de Salud, o dirigir un país? Se puede destacar la humildad como virtud humana, pero ser solo “humilde” no es garantía para asumir un cargo en donde se requiere experiencia; capacidad de gestión, liderazgo, preparación académica y, sobre todo, ser moralmente virtuoso.
Podríamos afirmar que Castillo es un maestro humilde o modesto, y eso puede ser una virtud; pero más del 69% de los peruanos creen ahora que no está calificado para dirigir un país, así sea “sencillo o buena gente”.
En estos últimos seis meses nos ha dado muestras suficientes de incapacidad para el cargo que, solo sus más acérrimos fanáticos o quienes quieren aprovecharse de esa incompetencia, no quieren ver o aceptar.