Con un virus como el COVID-19 suelto y con su poder altamente contagioso, el mantenerse solo ‘escondido’ en la casa no es la solución, según los virólogos; y
en especial en el Perú debido a la idiosincrasia del peruano, muy dado a la indisciplina y a ignorar o violar las leyes.
Los detenidos en parrandas, los ambulantes, quienes caminan sin mascarilla por las calles, además de las más de 50 mil muertes, así lo confirman.
Eso parece haber entendido el gobierno que empezó a flexibilizar el toque de queda y dejar de lado los domingos de inamovilidad, con el fin de que esto también ayude a los emprendimientos y negocios que ya habían empezado a despegar. De allí que se hayan reducido las horas de toque de queda, pero -debemos entender-, no para seguir con las parrandas.
Mantener el virus controlado no depende únicamente de un toque de queda, sino de la responsabilidad y disciplina de cada ciudadano. Si la población no sigue rigurosamente los protocolos de higiene, el distanciamiento social y evita las reuniones grupales y jaranas, de nada sirve la inmovilidad y menos mantenerse escondidos en las casas; el virus igual entrará.