Que la región Piura haya sido calificada por el gobierno de Francisco Sagasti como de “riesgo alto” para el coronavirus y que se haya reducido las horas de toque de queda no debería despertar confianza ni suavizar el protocolo de seguridad que debe seguir siendo inflexible, pues según los galenos, hay un subregistro de muertes y alguien, por alguna razón, nos está ocultado información.

En efecto, la opinión de los médicos locales es clara: el coronavirus no ha disminuido; se mantiene hoy controlado, pero seguimos con personal de salud insuficiente; carecemos de camas hospitalarias, equipos de UCI y hasta oxígeno. Si en los próximos días se presenta un rebrote significativo, todo colapsaría y al Estado no le quedará otra opción que declarar el confinamiento total.

Sin vacuna a la vista aún y con las deficiencias de nuestro sistema de salud, lo que nos queda a todos es actuar con responsabilidad, evitando las concentraciones masivas; usar correctamente la mascarilla, seguir con el ritual del lavado de manos y el distanciamiento social. Eso, por lo menos, mantendrá alejado al virus de muchos hogares, hasta controlar la segunda ola.