La enésima crisis del gobierno de Pedro Castillo tal vez se parche a medias con el nombramiento del nuevo gabinete, pero hay dos problemas de fondo en el entorno presidencial que, de persistir, seguirán generando nuevas crisis que podrían terminar en la vacancia presidencial y al propio Castillo sentado en el banquillo.
Un problema es la corrupción. Los ascensos en las FF.AA., incluso la renuncia de Abelino Guillén se da porque el propio presidente avaló al comandante general de la Policía, pese a las denuncias sobre presuntos actos de corrupción que el ministro se lo rebeló antes y lo reiteró tras su renuncia.
Otro asunto es el irreverente entorno presidencial y que la premier, Mirtha Vásquez, se lo reitera en su carta de renuncia. Castillo tiene un entorno tóxico, dominado por la corrupción, incapaz, que no ayuda, por el contrario, traba y lo mete en aprietos. La entrevista a CNN fue una metida de pata de ese entorno. Otro, el intentar cambiar hechos como que fue Castillo quien dio por concluida la labor de la premier, cuando fue esta quien renunció. Hasta ahora, ese entorno y Castillo, solo han generado crisis. ¿Cuántas más soportarán los peruanos?