Si algo hay que reconocerle sin resquemor a la izquierda es que sabe su oficio de levantar masas y azuzarlas enunciando futuros apocalípticos, arrastrándolas a bloquear pistas y tomar locales. Los radicales saben hincar en la sensibilidad de los humildes apelando al odio y discriminación. Lo que ocurre hoy en el sur es el trabajo de esos curtidos incitadores.
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Muchos de esos azuzadores han sido parte del Movadef y también los hay de gremios radicales del magisterio porque sin Pedro Castillo como presidente, se quedan sin piso y sin el poder mediático que habían alcanzado.
Según el presidente del Consejo de Ministros, Pedro Angulo, hasta se habría empleado dinero del Estado para financiar las protestas que han dejado seis víctimas, pérdidas millonarias y regiones del interior incomunicadas.
Rechazando la violencia en todos sus matices, los protestantes en algo tienen razón: el actual Congreso no es garantía para un buen gobierno pero la solución no es la violencia ni el extremo inmediatista.
Se requiere diálogo y allanar el camino como lo ha propuesto Dina Boluarte de adelantar elecciones, salvo que los manifestantes busquen solo la anarquía.
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