En los últimos 12 meses no hay día que no nos sorprenda un nuevo escándalo, una acusación o una prueba de corrupción en el que esté involucrado Pedro Castillo, algún ministro o asesor de su gobierno.
Hasta ahora existen 15 ministros investigados; uno de ellos involucrado en delitos de organización criminal, lavado de activos, fraude, plagio de tesis. Ni siquiera el premier, Aníbal Torres se salva, tras conocerse los negocios de su hermano con el Estado.
¿De dónde sacará Castillo a sus funcionarios y asesores? El problema es que más de uno exhibe abultado prontuario delictivo antes que méritos académicos y experiencia, y eso ha llevado que los peruanos (en un 65%, según últimas encuestas) estén convencidos que el propio mandatario está involucrado en actos de corrupción; mientras que el 64% cree que el Congreso debe votar a favor de la denuncia constitucional y la suspensión de Castillo mientras dure la investigación fiscal.
Lo ocurrido con el exministro de Salud, es solo una prueba de esa descomposición que existe en el entorno presidencial que en vez de ayudar a gobernar, entorpecen la gestión y pone en graves aprietos al propio Castillo.
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