Mañana martes 26 de julio, casi en vísperas de Fiestas Patrias y del esperado mensaje presidencial, el cuestionado Congreso llevará a cabo las elecciones para designar a la nueva Mesa Directiva. La expectativa está en que esta mesa no será otra más que eligen los legislativos en ejercicio, sino la que, tal vez, en un corto tiempo, tenga que dirigir a todo el país.
En efecto. La pelea y la ambición de las bancadas congresales se hará manifiesta mañana, porque los representantes que salgan electos no solo dirigirán al actual Congreso sino también la misma presidencia de la República, pues uno de los objetivos es tumbarse al presidente Pedro Castillo tras la andanada de cuestionamientos y denuncias por actos de corrupción que involucra incluso a familiares de su entorno.
Por lo pronto, el último fin de semana ha sido de ajetreos e intrincados acomodos y reacomodos partidarios intentado convencerse -entre las 11 bancadas que conforman el legislativo-, de la mejor opción para acaparar el poder en el país. Hay que advertir que si logran sacar a Castillo, el presidente del Congreso será –por el tiempo que decidan-, el gobierno y el poder absoluto en el país.
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