El riesgo del partidarismo que práctica PL y Pedro Castillo no es solo que llenan de adeptos las instituciones públicas más importantes del Estado; sino que los advenedizos con carné partidario no tengan experiencia en el sector, y que la solución de problemas o propuestas que propongan tengan más el interés político partidario (control o represalia) que una propuesta de solución técnica.
Esto ocurre en Indecopi con la designación de Julián Palacín, neófito en gestión pública, pero está allí en nombre de su padre que es integrante del equipo técnico de PL. El riesgo de su inexperiencia es que responda directamente a los líderes de PL y tenga en manos temas tan espinosos como las prácticas monopólicas o, en el extremo, el control de precios a través de la sanción a empresas y empresarios.
Los empresarios temen que con el argumento de la protección a la industria se den, además, normas a favor de determinadas empresas nacionales afectando directamente la libre competencia. El partidarismo no es malo, si se cuenta con profesionales con amplia experiencia; lo contrario es una aventura cuyas consecuencias pagaremos los peruanos.