Seguro que si la Fiscalía y la Policía especializadas en investigar delitos de corrupción hacen un eficiente trabajo, hallarán en las pesquisas que hacen en el Gore Piura más de una sorpresa.
Por lo pronto, ya se sabe que el “festival de la coima” no solo se aplicó a las obras paralizadas de Máncora. También se ha encontrado evidencia de irregularidades en compras y otras obras en Piura.
En esta red del delito destaca un personaje, Edgar Baca Palacios, actualmente prófugo que según los colaboradores eficaces se presentaba como el intermediario, con acceso irrestricto a todas las áreas del Gore; tenía “familiaridad” y confianza con los funcionarios a cargo de la aprobación de obras y partidas, documentos diversos y expedientes. ¿Quién le dio la confianza para organizar y ser el nexo entre el Gore y las empresas constructoras, proveedores y servicios?
El Gobernador sigue pensando que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, mientras que el poderoso exgerente aplicó la vieja táctica de hacerse el enfermo y guarecerse de la justicia en una clínica trujillana. Tiene mucho que explicar a la justicia y por qué mereció tanta confianza.