Parece que Vladimir Cerrón, el dueño de Perú Posible, impone condiciones y es quien gobernará si llegan al poder.
Además de andar repartiendo ministerios entre sus allegados, ahora persiste (pasando por encima de Castillo) en desaparecer la Constitución del 93 que generó estabilidad y crecimiento económico al país.
Lo peligroso es que degrada al Congreso porque con solo 37 congresistas electos, no tendría mayoría calificada (87 parlamentarios) para hacer una reforma constitucional. Ni siquiera sumando votos de las otras izquierdas cumple el requisito; vía congresal tiene cerrado el camino a su aventura de una nueva Carta Magna.
Por ello, y de manera autoritaria, Cerrón afirma que recolectará el 10% de firmas para pedir el cambio. Su decisión es tal que asegura echará mano a una segunda vía: presentar un proyecto de ley del Ejecutivo, y si es rechazado, se vuelve a presentar por insistencia y así hasta hacer cuestión de confianza del gabinete y disolver el Congreso.
Su objetivo es una nueva Constitución con todo lo que el socialismo y comunismo necesite para controlar a los peruanos y quedarse por tiempo indefinido. Venezuela y Cuba son el ejemplo.