La sorprendente cifra de 23 candidatos tras la presidencia, no solo muestra la avidez de los políticos por tener poder; sino que nos deja una honda preocupación por la debilidad para gobernar que podría tener el próximo presidente; dada la dispersión irresponsable de los votos que se dará.
Hasta ahora, los políticos han hecho lo imposible para merecer el rechazo de la población; tanto así que en los análisis estadísticos el 50% de entrevistados desaprueban las acciones y participación de ellos y sus partidos; por tanto, en las elecciones del 2021 no se descarta el incremento de votos en blanco o viciados, lo cual nos llevará a una segunda vuelta electoral, pero dejándonos un Congreso atomizado como el que hoy tenemos en el cual será difícil consensuar o dar el respaldo al gobierno de turno.
Por ello, y ante la arremetida de muchos aventureros y vendedores de cebo de culebra, la ley de partidos es necesaria y urgente, pues aunque los partidos hayan caído en desgracia, son la única fórmula, por ahora, para fortalecer la democracia y la participación honrada de los ciudadanos más capaces. Utopía con la cual aún se puede soñar.