La propuesta del expresidente Francisco Sagasti de adelantar las elecciones presidenciales y congresales mediante una iniciativa ciudadana como es la recolección de 75 mil 600 firmas, no cayó nada bien entre los dos grupos de poder que hoy dirigen al país: el Ejecutivo y Legislativo.
Desde el Congreso la andanada de pedradas e insultos llegó de todas las bancadas, sean de oposición o no, pues el problema a la crisis política que vive el país en los últimos ocho meses es que ambos poderes del Estado no quieren ni va a irse, pese a su desprestigio acentuado. Más allá de la bravuconada que ensayan en el hemiciclo, ninguno quiere presionar lo suficiente, por tanto, las cosas deben quedar tal y cual están.
Para muchos peruanos es evidente que la situación política del país no da para más, pero aun así el Congreso ha sido incapaz de cumplir con su función fiscalizadora y legisladora; y lo más frustrante es que aun si se consiguieran las firmas que propone Sagasti, la iniciativa debe pasar por el Legislativo para ser aprobada y esto, tal y cual se muestra la oposición hoy, no va a ocurrir. Es decir, ¿mejor no hacer nada…?