Tal parece que la presencia del boliviano, Evo Morales, en el Perú tiene una doble intención: Influir en las decisiones de Pedro Castillo; pero lo más importante para el exmandatario quizás sea el poner en agenda de Castillo el proyecto Runasur, una copia del Unasur, creada por el exdictador Hugo Chávez para la “integración plurinacional de los pueblos”.

El Runasur promueve un decálogo para Latinoamérica en el que los principales puntos es la consabida cantaleta socialista de “la lucha antiimperialista; rechazo a las sanciones económicas (sobre Cuba y Venezuela; la redistribución de riqueza (no más pobres; la propiedad individual y colectiva; así como la defensa de los recursos naturales (nacionalizar gas, petróleo y minería).

El juego de socialistas como él es ganarse al sector rural e indígena (en Chile se aplicó la misma táctica) y en Perú se hizo con Pedro Castillo. Este es el típico socialismo recargado de populismo, con una carga comunista del siglo pasado que no ha dado resultado en ningún país, salvo avivar odios entre razas con el viejo ardid de ricos y pobres. El problema es que este señor se ha metido en el Perú y Pedro Castillo se lo permite.