Con Guido Bellido como premier del improvisado Consejo de Ministros, al Congreso de la República no le queda otra opción que empezar a tejer su propia estrategia de emergencia que le permita sobrevivir a la marea política que se avecina. La primera arremetida se dará cuando el Consejo en pleno se presente al hemiciclo en busca del voto de confianza. ¿Se lo dará el Congreso?
De no hacerlo, se generaría una crisis ministerial y todo el gabinete deberá renunciar para nombrarse otro, pero con la advertencia que el propio Legislativo estaría poniéndose contra la pared, obligado a dar el voto de confianza al próximo gabinete; de lo contrario, podría repetirse la figura de la disolución del Congreso, como se hizo con Martín Vizcarra.
Pero el Congreso tiene otra arma estratégica si es que desea atacar primero: según analistas y constitucionalistas, la Comisión Permanente podría iniciar un juicio político para destituir a Pedro Castillo por infracción a la Constitución al nombrar a un investigado por terrorismo en un cargo de bastante responsabilidad. Las cartas están sobre la mesa; es decir, la guerra ya está declarada y los bandos alineados para el primer asalto.