En un escenario de nuevas elecciones en el 2024, la extrema izquierda peruana la tendrá difícil después de haber sido desprestigiada por Pedro Castillo y secuaces.
Incluso, Vladimir Cerrón y su partido del lapicito podría sufrir una paliza si se presentan a la contienda. Por lo menos eso presagian los analistas políticos.
La otra izquierda ‘moderada’, cuyos líderes desaparecieron de la escena, tampoco la tendrá fácil y deberá rendir cuentas por su desaprensión en la crisis que terminó por desangrar al país.
Aun así, podría tener una oportunidad, aunque en la práctica el centro no convence porque no polariza y porque sus ‘líderes pitucos’ cargan la fama de ser ‘políticos caviares’; identificados con valores democráticos progresistas, pero atrapados por la frivolidad de una vida refinada y glamorosa.
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¿La derecha? Igual salió chamuscada, pero su desprestigio lo arrastra décadas atrás por su pragmatismo político y porque la riqueza que generó cuando gobernó, no se refleja en la población de menores recursos.
Lo interesante es que las elecciones ha puesto nerviosos a los viejos líderes político que ya están ensayando estrategias para seguir en el poder.
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