La crisis política que hace rato debió apaciguarse, sigue dando dolor de cabeza a los peruanos porque es a través de la economía que se empezó a sentir los efectos de esa punzante pugna entre Ejecutivo, Congreso y ministros.
Por lo pronto, la inflación acumulada a nivel nacional llegó a 4.95 %, mientras que la aseguradora de riesgo Moody’s bajó de calificación al Perú después de 20 años en que se mantuvo como una de las economías más sólidas de Latinoamérica.
El pollo, el gas, el aceite, la energía eléctrica, entre otros productos de primera necesidad son los que siguen en alza para espanto de las amas de casa. La situación, de acuerdo con los analistas económicos, seguirá de largo si el gobierno de Pedro Castillo no endereza el rumbo y da señales que garanticen un plan de gobierno estable, sin sobresaltos ideológicos o la cantaleta de la asamblea constituyente y nueva constitución.
El sistema financiero también se sumó a esta incertidumbre endureciendo los créditos hipotecarios y en especial para el empresario con el riesgo de contraer la producción y acrecentar el desempleo. Por donde se le mire, la economía hoy no es tan saludable.