Según encuestas, el 86% de peruanos, entre los 18 y 25 años de edad, desaprueban la gestión de Pedro Castillo. El resto de peruanos sobre los 25 años, en un 76%, comparten esa opinión de los jóvenes.
Es decir, el “pueblo” al que se refiere en reiteradas oportunidades el mandatario, le ha dado la espalda porque se han dado cuenta que un gobierno como el actual, no es garantía de gobernabilidad o estabilidad económica.
Aun así, Pedro Castillo no renunciará por voluntad propia. El Congreso tampoco podrá vacarlo utilizando la vía constitucional porque la izquierda en el Perú, con hambre atrasada de poder, no va a dejarse arrebatar la única oportunidad de gobernar. Vladimir Cerrón, el aliado político que mueve los hilos de las marionetas así lo cree y por ello está copando instituciones públicas, sobre todo donde hay recursos, como energía y Minas, Salud y Transportes.
Las FF.AA. y Policiales era el primer eslabón para garantizar el poder; con los ascensos irregulares se ubicó a las piezas claves. Queda reunir recursos y seguir adelante con el ideario de Cerrón cuyo objetivo inmediato es el cambio de Constitución y así se hará si el pueblo no reacciona.
