En vísperas de que el gabinete de Guido Bellido se presente en el Congreso a pedir el voto de confianza, la gobernabilidad en el país es la que sigue en cuidados intensivos, lo que imposibilita al presidente Pedro Castillo tomar decisiones con libertad; esto contribuye, además, a una mayor incertidumbre política y económica.
Se hace evidente que Castillo se encuentra hoy en la mayor encrucijada de su corta gestión. Por un lado, la presión del Congreso y los rumores de una posible vacancia lo habría forzado a decidir por nombrar a un ministro de derecha como Oscar Maúrtua, lo que desencadenó las pataletas del Vladimir Cerrón de PL; además, se insiste en el cambio de hasta seis ministros cuestionados.
Por otro lado, el presidente debe sentir la intimidación de Cerrón, quien convocó a sus huestes a las calles mañana jueves para evitar que Castillo se deshaga de los ministros cuestionados y propuestos por PL sobre quienes pesan denuncias de haber participado en atentados terroristas como el titular de Trabajo, Iber Maraví, incriminado por la Policía en ataques en el 80 y 81. Frente a esto, la gobernabilidad es la que se complica y exige cambios urgentes.