El gobierno de Pedro Castillo, en efecto, no da garantías para la inversión privada. Hoy, además de la paralización de Las Bambas, se posterga también la inversión de US$3 mil 278 millones en proyectos en el país. En medio de este desaliento económico y ante un pedido de vacancia, Castillo se juega su propio partido “conversando” con líderes políticos, cuya vocación populista y de poder, no escatima esfuerzo para las extrañas alianzas.
Pero el problema de la crisis política e ingobernabilidad no acabará mañana con la admisión o no del pedido de vacancia en el Congreso, pues, si logran vacar a Castillo, la situación política en el país seguirá tensa y convulsiva; y no se descarta que la izquierda salga a las calles a reclamar lo que consideran su derecho a gobernar.
Si no tiene éxito la vacancia, la situación política y la gobernabilidad seguirán tirantes porque Castillo sin mucho esfuerzo, por su incapacidad e inexperiencia en gestión pública, seguirá atizando el fuego de la oposición. La derecha, es evidente, no cejará en su intento de sacarlo del camino porque siente que es un peligro para la economía, para la gobernabilidad y el desarrollo del país.